Tras deleitar a todos con la belleza de las mejores camisetas de la historia mundialista, llegó el momento de «sufrir» la otra cara de la moneda: los uniformes que no se destacaron por la hermosura de sus diseños ni por la armonía de sus colores, sino por todo lo contrario. Tras la decepción en Estados Unidos, Basile renunció a su cargo, y en su lugar, la AFA designó a Daniel Passarella, capitán del equipo que saliera campeón mundial en 1978. La llegada de Passarella como nuevo director técnico del seleccionado y su mano dura para “limpiar” internas entre jugadores poco aportó en el plano deportivo, aunque sí repercutió en la prensa: Passarella obligó a sus jugadores a usar el pelo corto, y prohibió a quienes no lo acataran la participación en su formación, camisetas de futbol además de ser igualmente rígido con la homosexualidad o el uso de aritos en las orejas.